La fruta de la perdición
Ediciones de la Cortada,
1994
pp. 61

 

Le prime pagine

(Se abre el telón sobre el escenario a oscuras. Rumor desde el entretecho, difuso, que con persistencia más o menos neurótica continuará durante toda la obra: son las ratas que se pelean contra las palomas, y el corretear de otras alimañas. Otro rumor, de papeles, llega desde el cuarto).

SONIA (Hermana mayor, 60-80 años, con salto de cama acolchado sobre batón, apareciendo por la derecha, exyendiendo delante una vela. Detrás de ella, LITA, la herman del medio, blandiendo un palo): - ¡Ahí! ¡Ahí! (Descubriendo a MARIA, la hermana menor, inmóvil al ser sorprendida junto a la mesa mientras comía tirada sobre una cantidad de paquetitos desenvueltos) Mari, ¿qué miércoles hacés levantada a esta hora?

LITA (Bajando el palo y apoyándose en él): - Mari, ¡qué susto!

MARIA (Con la boca llena): - Y bueno, che, no podía dormir. Me vino la ansiedad.

SONIA: - Eso no es ansiedad, perdonáme Mari, pero eso es ser angurrienta. Después viene el otro a decir que las ratas son antihigiénicas y que de noche seguro que nos picotean la comida.

LITA: - Casi me matás del susto, Mari. Vos no pensás nunca que sufro de la aorta. Lo único que te interesa es llenarte bien el buche.

SONIA: - Después te viene la cistitis y el otro dice que es la peste bubónica que nos transmiten los bichos. (SONIA y LITA se han ido acercando a la mesa y se han sentado. LITA empieza a revisar los paquetes abiertos y a probar la comida).

MARI: - Me puse a pensar en el Juanci. Nosotras lo criticamos y él a lo mejor está bien intencionado...

© 1994 Ediciones de la Cortada


   
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